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 Lozi lunas 

Hubo una vez...
en la ciudad de Nyamena... 
 
 
una kera llamada Amine
 
-muy hermosa, una flor del desierto.
Y muy dulce, como la noche más estrellada-.
Dicen que Amine era la alegría de su gente,
además de infundir valor al carente.
Toda persona con un lastre en el pecho,
o con una duda con la respuesta silenciada,
encontraba consejo en Amine.
Por ello, era muy querida y la joven consejera de su pueblo, de Nyamena la vieja.
Era sin duda el tesoro del desierto, de la Dorada... la Vieja.
Asimismo cuentan que Amine tenía un amado.
Menos popular y estimado, joven como ella pero de familia pobre.
Labrador de sol a sol y por las noches, amante a escondidas.
Tenía un par de metros de tierra roja junto al río Naira.
Allí cultivaba Bauchis, que vendía en el mercado
soñando con colmar un día de regalos a su amada Amine.
Su nombre era Nupe.
Nupe el labrador... y Amine la bella, la consejera.
 
El día del Awana de Amine se aproximaba.
El Awana en el que Amine escogería marido.
Los enamorados, cada anochecer, contaban las lunas restantes.
-Lunas que restaban otros pretendientes que también deseaban la mano de Amine-.
Nupe ansiaba formar un hogar con Amine, un núcleo amatorio y vital.
Un mensaje, repentino, llegó a manos de Nupe.
"Se acabaron las visitas nocturnas en las noches de estrellas".
La tradición... tal vez maldita tradición,
obligaba a todos los bozos pretendientes a regalar un presente a la kera.
Para que ella en el día de su Awana, lucir tan solo el regalo de uno, su futuro marido.
El mensaje también decía:
"Mi vida, mi lunda. Mi amor es eterno.
Por eso, un presente no tiene precio.
La cosa más preciosa luciré en nuestro Sherno".
                                                                                                              Amine
¿La cosa más preciosa? Pensó angustiado Nupe.
¿Un presente que no tiene precio?
Nupe se maldijo mil veces por ser pobre.
¿Que podía él ofrecer sin dinero?
Y... ¿Cómo podría sostener tan costoso regalo?
Todas las keras, todas!,
exhibían en el día de su boda lujosos trajes,
preciados collares y carísimos brazaletes.
¿Por que íba a ser Amine diferente?
Por mucho que lo amara, también era kera.
Y los demás bozos ricos y mucho más prósperos que él.
¿Que haría si Amine no lo escogía a él en el día de su lozi Awana?
Nupe lloró la primera noche, también la segunda.
Pensó que con lo poco que podía ofrecer... ¡como íba a quererlo!
La tercera decidió reunir todos sus ahorros para conseguir,
algo con que competir, con el resto de bozos.
Tuvo que vender su azada y su tierra para poder llegar
a apilar una cierta cantidad de monedas.
Ahora, era más pobre si cabe, más con la esperanza
de poder comprar el amor de Amine.
¡Y entonces, el amor lo alimentaría, en lugar de los bauchis! 
Compró para ello un traje de lino amarillento, con siete zurcidos.
Un collar de barro rojo, desgastado por el uso.
Y también un brazalete de latón, completamente mellado.
Conjunto que Nupe anhelaba que Amine luciera.
Si ella aceptaba, claro está.
Lo guardó siete días y siete noches dentro de un baúl.
Admirando, sentado junto al fuego, su ilusoria belleza.
Pasaron... lozi lunas.
Hasta llegar tan esperado día.
El Awana de Amine.
La misma tradición cuenta que...
ante gurú y pueblo, los bozos entregan sus presentes a la kera, suspirando arroparla con ellos.
Sin embargo, únicamente uno es el afortunado.
Nupe la obsequió con sus antiguallas.
El lino zurcido, el collar de barro desgastado y el brazalete mellado.
Amine, al recibirlos sonrió.
Y pensó, para sí, que...
Ella, tan sólo le había pedido un beso.
"Un presente que no tiene precio, el regalo más preciado".

📷 from advanced Clipart de Office

📝 by Cesar Rampe

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